jueves, 1 de enero de 2015

La presencia (de Theos) en todo.

La grandiosidad del universo nos embarga y sobrecoge cuando intentamos comprenderlo. Nos hace sentir pequeños e indefensos ante su inmensidad. Todo, absolutamente todo, ha salido del mismo sitio, de un mismo punto originario: del Big bang de la ciencia, del cero pitagórico, del Theos griego, del Absoluto cabalístico o del Ser divino… que lo ha generado todo.

la presencia en todo - La presencia (de Theos) en todo.
Nadie podrá negar que en la creación no hay orden, está regida por leyes exactas, el peso, número y medida lo rigen todo y esto nos permite comprendeque hay inteligencia, conciencia en todo ese ámbito cósmico. Los científicos aún se preguntan hoy en día como puede ser que todo se pueda explicar tan perfectamente a través de las matemáticas y la física. Nosotros, los seres humanos tenemos conciencia, esto nos permite llegar a tener auto conciencia plena de nosotros mismos y del universo. Nos demuestra, sin duda alguna, lo dicho por los filósofos de la antigüedad, el Todo, el mundo está constituido por materia, energía y conciencia (espíritu).

La conciencia como capacidad de percepción no es un recurso solo del ser humano. La biología sabe que los animales también disponen de ella, e incluso
en ciertas áreas es más extensa y profunda que la del propio ser humano. La mecánica cuántica habla de “conciencia” en el comportamiento de ciertas partículas subatómicas. No entraremos ahora en la descripción de todos estos detalles, no es el objetivo del artículo presente. Baste solo decir que la ciencia cuando más explora y más conoce, más se sorprende de la complejidad y perfección que hay en todo. Lo pueden cuantificar pero no son capaces de comprender la razón de todo lo que existe, ni la armonía y orden que hay. Solo basta mirar los documentales científicos y avances que aparecen cada día para verificarlo.

La cábala gnóstica sintéticamente narra lo que otros explican con gran complejidad de datos. El cero primordial, el Ain da origen a todo y de él emanan las chispas monádicas, las chispas de vida, que se van manifestando en cada
el universo y la presencia de la energía universal se puede capturar a través de la conciencia
La hiperdimensionalidad del universo
uno de los sefirots, zonas o dimensiones del universo. Se van desdoblando de arriba hacia abajo, de lo más espiritual o sutil a lo más material y grosero hasta llegar a crearlo todo, por complejo que ello sea. Hasta llegar ese proceso al sephirot Malchut, el mundo físico, la de cristalización de la materia que es lo más denso. Parece un cuento de niños, es simple y complejo a la vez, pero es lo que la ciencia está llamando hoy en día la hiperdimensionalidad del espacio y aun no se lo pueden explicar del todo, es solo la formulación de otra teoría como la del big bang o la de la evolución darwinista. Al igual que ocurrió hace 500 años atrás cuando no admitían que la tierra era redonda, pues no lo podía tampoco explicar ni demostrar. Hay teorías científicas que se pueden demostrar y otras no, pues son falsas. Pero lo cierto es que las que consiguen ser verificadas van confirmando las filosofías cosmogénicas de la antigüedad.

Decimos que la materia es densa pero hoy sabemos, como mencionó antaño la filosofía budista y los milenarios vedas, que la materia está vacía. Entre las partículas de un mismo átomo hay una inmensa distancia y entre los átomos también. Lo que hace que en sí, lo propiamente material, sea infinitesimal ante el volumen que ocupa. Aun es más complejo el tema pues no se sabe qué materia o energía es la que ocupa ese espacio vacío entre átomos; ni tampoco se conoce cuál es la materia o energía que existe en el universo, entre las galaxias, entre los mundos, entre los cientos y miles de estrellas, planetas y asteroides del universo. Los científicos a ese 94 % de la materia y energía del universo que aún desconocemos le llaman energía obscura y materia obscura. Si, actualmente solo conocemos el 5-6 % de la energía y materia del universo.

percepción extrasensorial, capacidades de la conciencia
Las facultades de la conciencia son múltiples
Como decíamos, dado que todo viene y procede de un mismo punto, todos tenemos el mismo origen y procedencia: el mismo cero, big bang, Theos, Dios, Ain, la misma substancia primordial, o espíritu divino y por tanto se encuentra en todo, el problema ahora está en comprenderlo profundamente, experimentarlo. El problema grave radica en que nosotros no tenemos los sentidos que nos permiten percibirlo, comprenderlo, vivirlo... Somos materia, conocemos parte de la energía pero nos falta el enlace o la percepción espiritual. La conciencia es realmente la clave. La conciencia es muy elástica tiene tres características: tiempo, frecuencia, amplitud y penetración... a quien le funciona perfectamente como ya dijo Platón podrá pasar del estado de sueño o inconciencia (“eikasia”) al de vigilia (“pistis”), después al de “dianoia” o autoconciencia, y finalmente al estado de percepción absoluta que el denominaba “nous”. Curioso, nos tiene que hacer reflexionar, que en el tsunami de Tailandia del 2004, los peces antes de que sucediera esa catástrofe se habían retirado todos de la costa y la mayoría de los animales también. ¿Porque ellos lo percibieron y el ser humano no? No es una cuestión tan solo de suerte, es de percepción extrasensorial y conciencia, que les permite captar lo que pasa en la naturaleza y a su alrededor. El hombre no tiene desarrollada esta capacidad ahora, pero si hay personas con percepciones más desarrolladas que otras. Estos dones o capacidades forman parte de las enormes posibilidades de desarrollo de la conciencia.

Demos un paso más. Se habla de vivir el momento, el presente conscientemente para a través de esto autoconocernos mejor. Bien, tiene dos partes interesantes esta filosofía de vivir el presente. Al contrario de lo que algunos creen no es dejarse llevar por el egoísmo o los deseos que tengamos en ese momento y dejar rienda suelta a nuestras compulsiones.

Lo primero, vivir el presente es importante, si no vivimos el presente nos vamos al pasado o al futuro cosa que es muy habitual. Nos preocupamos por lo que vendrá (de ahí puede nacer el estrés… que nos absorbe) o nos culpamos, arrepentimos por lo que paso (de ahí pueden nacer las depresiones, etc. que también va absorbernos psicológicamente) y dejamos de estar presentes, no vivimos conscientes. Estamos en un lugar con el cuerpo físico y con la mente y las emociones estamos en otro, es una disociación y no podemos vivir de forma equilibrada el presente.

En segundo lugar si vivimos el presente, conscientemente, con plenitud de atención y concentración en todo lo que pasa dentro y fuera de nosotros, sin preconceptos, sin identificaciones, etc, cosa que es muy difícil de hacer, pero si lo conseguimos, entonces podemos empezar a desarrollar la percepción de la presencia de esa energía primordial creadora, ya que nosotros y todo lo que nos rodea proviene de ella. Está en todo y en todos nosotros. Esto es muy difícil, el ser humano tiene una psicología particular muy compleja que le hace constantemente pensar, sentir, identificarse con las cosas del exterior. Al no tener paz y armonía interior para percibir esa presencia, para abrir esos sentidos interiores de percepción, es cuando decimos que no existe. En realidad son los límites que tenemos que no nos permiten experimentarlo. Vicente Ferrer que dedicó su vida a la ayuda humanitaria en Anantapur, India, a ese todo, a esa energía le llamaba la providencia.

La oración, con toda la diversidad cultural de ellas que existen, y la meditación son dos técnicas, dos recursos que utilizan y han utilizado todas las culturas para que el ser humano se ayude a sí mismo. Ayudan a calmar su interior y acercarse a esa percepción. Unos la viven como una experiencia mística extraordinaria en la cual experimentan por un tiempo una sensación o experiencia extraordinaria de esa presencia del cero, del ser, de dios o del universo... cada uno después según sus creencias lo interpreta, pero es lo mismo. Otros la viven como una experiencia que les da luz, comprensión de elementos de la vida, plenitud, paz, armonía,…

Esas dos prácticas sirven para sintonizar el cuerpo, las emociones y la mente, para poder capturar lo que siempre existe a nuestro alrededor, por encima y dentro de nosotros... la presencia de esa energía creadora universal. Tenemos que sintonizarnos con ella al igual que hace un aparato de radio, sino tenemos la armonía que necesitamos, no captamos las ondas sutiles de esa energía que nos impregna. Al igual que cuando estamos enfadados, resentidos, con ira, no sentimos la energía, los sentimientos de cariño y amor de los seres queridos que nos rodean. Es así de sencillo. ¿No te ha pasado nunca?

orar y meditar para sintonizar con lo divino
Orar y meditar para reconocer la conciencia
Es importante comprender que todo a nuestro alrededor procede de ese mismo origen primordial. Si lo hacemos tendremos más facilidad para tener paz, seremos más receptivos, menos críticos. Tengamos en cuenta que cada uno de nosotros está viviendo su experiencia particular, está aprendiendo y tiene su nivel particular de comprensión. Cada uno interpreta su papel, su rol, lo mejor que sabe,… unos por experiencia saben mucho, otros casi nada, otros están desaprendiendo y sufren para después valorar de nuevo lo que tenían, etc…

Si no tenemos un estado interior adecuado, no percibiremos nunca nada, nuestro estado hace que nuestro radar este inoperativo. Las preocupaciones ante un problema, la ira, el resentimiento, la envidia, el descontento con todo y con todos, un simple enfado o estar distraídos en cualquier deseo no nos permite tener ni un momento de paz... ni un momento de armonía y sin esto no podemos conectarnos ni con nuestra vida íntima, ni con la presencia universal de vida en todo. Si estamos en desarmonía interior, ¿cómo percibiremos lo exterior?, la respuesta es: mal, peor de lo que en realidad es, lo sentiremos todo agresivo... negativo, nada nos parecerá bonito, ni agradable...

Un ejemplo que nos puede ayudar a orientarnos en este sentido. Un día pasando el aspirador por la casa, al llegar a una mesita de noche vimos polvo en ella, desconectamos el tubo principal del aspirador y en vez de poner el cepillo para muebles, con el mismo tubo lo pasamos por la superficie del mueble. El resultado no se hizo esperar, sacamos el polvo pero la mesita quedó rayada por la presión del tubo sobre la superficie. Seguro que tenía solución, se podría sacar después con un líquido abrillantador, pero esto no es más que la excusa para decir que tenía solución. Un familiar se acercó y viendo la superficie rayada, pregunto: ¿cuándo aspirabais lo hicisteis con amor? sin esperar respuesta se fue, siguió con sus quehaceres. Nos quedamos parados, pensando, preguntándonos cual era nuestra actitud en la acción de pasar el aspirador y el grado de conciencia. No, no era la actitud adecuada, se tenía que pasar el aspirador, era como una obligación o imposición propia y lo hicimos. El estado interior era ese, no había cariño, conciencia en el acto. No nos sentíamos en armonía con lo que hacíamos ni con el medio. No era una situación de desprecio tampoco, pues cada semana lo hacíamos, pero se podía refinar más, elevar esa experiencia para darle una nota de más conciencia y hacerlo con más armonía interior... para poder llegar a disfruta del trabajo, como de un momento único con uno mismo y con el entorno. Si así lo hiciéramos todo, posiblemente que sentiríamos más la presencia a lo largo de nuestras vidas. Nos iríamos sensibilizando hasta tal extremo que llegaríamos a ser auténticos místicos de la vida, casi experimentando un éxtasis continuo en todo lo que hiciéramos.

Creer o no creer no es lo importante. Experimentar nos sacará de toda duda. Tenemos más capacidades internas de las que nos imaginamos y de las que nos han enseñado. Con la educación que hemos recibido nos han limitado la mayor parte de las veces. Tenemos una conciencia que si la desarrollamos, nos permitirá vivir más profundamente nuestra vida y percibir energías, emociones y la vida que nos rodea en toda su extensión. Atrévete, investiga y conócete.

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